Estas letras dulces que no llevan a nada. En las que no reside ni un atisbo de esperanza.

Es otra vez, y otra vez no. La facilidad con la que a los humanos se les olvida amar, asusta. Yo que sigo aquí esperando. Y desespero.

En un punto muerto. Y tan muerto.

Y lo tedioso que resulta existir así.

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