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Mostrando entradas de agosto, 2011

Se terminaron mis excusas.

Vivir en futuro. Pedir un deseo. Apagar una vela. Dulces sueños.

El mundo no está hecho para mierdas como vosotros.

Esto significa un grito para el que sepa escucharme. Gracias a ti soy un despojo social. Gracias a ti, por recordármelo diariamente. Gracias a ti, por hacerme sentir como una mierda desde que naci. Gracias a ti, por recordármelo siempre. Gracias a ti me convertí en una foca, sin posibilidad de dar marcha atrás. Gracias a ti hoy no tengo un sueño, ya te ocupaste tú de jodérmelos todos, pues para ti lo más importante son tus expectativas, no las mías. Gracias a ti, por infravalorarme siempre que podías. Gracias a ti, por recordármelo toda mi vida. Gracias a ti, sólo aprendí a llorar, pues sonreír, salía demasiado caro. Gracias a ti por olvidar quién soy, por olvidar mi edad y mi condición. Gracias a ti por restregármelo todos los días. Gracias, sí a vosotros, porque decís que vuestra vida es peor que ninguna y porque casi conseguir que la mía también lo sea. Y digo “casi”, porque soy fuerte, cosa que ninguno de vosotros me enseñasteis y que sólo mis lágrimas supieron valorar.

Siete vidas y murió el gato.

Me encantaría ser tu víctima perfecta. Un sorbo de aire fresco en nuestras vidas, una posibilidad entre tantas, un amor infinito. Me encantaría susurrarte al oído que el mundo es mucho mejor ahora que duermes bajo mis sábanas, que cada uno de tus besos me devuelve el aliento, mi halo de esperanza, mi única forma de ser mejor que yo misma. Me encantaría cantar contigo en la ducha, desayunar deseos con mermelada, discutirlo todo… hacerme el amor a diario y disponernos a soñar. Enamorarme de ti ha sido mi mejor elección. Espero que lo entiendas algún día.

Romperle el corazón a alguien así.

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Dormimos en camas separadas.

Creo que hoy moriré de amor. Esto que siento empieza a ser demasiado grande y no he tenido tiempo de hacerle hueco. Y mi pobre cabecita pensante está cansada de darle vueltas a lo mismo. ¿Me querrás o no? Porque yo te amo, así, de repente… y me está haciendo daño creer que tú no puedas sentir lo mismo.

Me siento mucho mejor.

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No queda nada del dolor que me causaba mendigarte por un beso.