Los seres como yo no podemos establecer contacto con ningún humano, lo tenemos prohibido. Sólo debemos asustar, dar rienda suelta a sus más terribles miedos. Por eso tenemos este aspecto, desgarrado. Yo no soy una excepción. Podría parecer un humano hecho pedazos. Soy bastante alto para lo que suele ser normal entre los míos. Tengo una cabeza enorme. Apenas conservo algo de mi pelo negro. Dos ojos, uno demasiado abierto y otro demasiado cerrado. Me falta la nariz y por mi boca torcida asoman varios dientes desproporcionadamente grandes. Sólo tengo un brazo, el derecho; el izquierdo es una estructura de alambre. Pero mis piernas… podría considerarlas lo mejor que tengo. Al menos son útiles cuando hay que salir corriendo. Por esto, aunque deseáramos romper las normas y querer tener algo que ver con algún humano, con nuestro humano, ellos no querrían. Somos terror en sus ojos. Nunca nos amarán, ni nos tocarán, ni nos acariciarán… y lo que es más evidente, nunca nos besarán.