Entradas

Mostrando entradas de 2014

.

Un rostro marcado por la ira y un portazo mal acertado. Y aquel recuerdo. Y el miedo que tuve. El mismo que ha aparecido hace escasos 30 minutos. Aún tiemblo.

Descarga eléctrica.

Joder. Estoy cabreada. Ahora sí puedes decir que he llegado al límite y mi enfado es bastante plausible. Pero antes no. Antes era la tristeza de siempre. Lo que se conoce como "puto bajón de mierda de jueves porque me da la gana". Y qué tengo. Preguntas insulsas, conversaciones que no llevan a ninguna parte (si llegan a la categoría de conversación) y nada más.  Eso sí, cuidado si el bajón lo tienes tú. Que muevo el mundo por cambiarlo. Te hago mierdas de pancartas. Hago el payaso. Hago ALGO. No tengo conversaciones sobre el tiempo que hace o donde vas a comer o qué. No es tan jodidamente difícil después de tantos meses. No necesitas ser descabellado.  Y me cabrea y me desquicia. Y llego al límite y quiero acabar con todo.

Tu piel, mi delirio.

He sobrevivido. Lo que se pronosticaba como el más caótico de los días ha resultado ser maravilloso. Tu piel junto a la mía mientras me dejaba dormir ha sido de lo mejor que esta vida me ha brindado.  Sólo lo he tenido contigo. Y soy feliz. Como nunca o como debería ser siempre. Con ganas infinitas de comerme el mundo porque sé que tú estás ahí para cogerme de la mano.  Bendito septiembre. Bendita carta de rechazo. Bendito diciembre. Bendito mensaje. Maravilloso enero. Y maravilloso diez junto a ti.

Dormir es de cobardes

Las noches de insomnio me dejan ciega y loca. A un bostezo por segundo. Con un bonito maquillaje natural bajo los ojos.  Y estos estados de ceguera y locura me llenan de lucidez. Lucidez de la mala. De la de "vaya mierda de vida, hostia".  Y estoy cabreada. Y el exceso de cafeína no me sienta bien. Y así. Sobrevivir a este día va a ser algo épico.

Colapso.

Estoy en guerra con mis recuerdos. Con las promesas rotas de tiempos anteriores.  Mi ángel, te echo de menos.

Muñeco de trapo

Llegaste en un momento en el que la vida se deslizaba de mis manos. Cuando el frío calaba los huesos y el humo del tabaco no aliviaba mi sed. Y cuando caminar con los ojos vendados era la mejor opción para curar lo que quedaba de mi alma. Apareciste con un mensaje una mañana de diciembre. Después de varios intentos fallidos y latidos sin respuesta durante meses, ahí estabas de nuevo queriendo meterte en mi piel. Y que a pesar de mis sueños y mis ganas, retrasé con todas mis fuerzas por miedo a romper lo poco que quedaba.  Pero lo conseguiste. Un día. Tarde del 31 de diciembre. Una carta. Un muñeco de trapo. Y mi corazón latiendo con miedo. Con miedo a hacerte daño. Sin saber que esto me iba a cambiar.  He crecido contigo y he aprendido más de lo indecible. Que el amor es más que la pasión de dos amantes. El amor es estar. Y me has enseñado a estar y a querer estar. Y comprender que una vida sin ti sería una pérdida de tiempo.

Otoño

Quizás estos meses no hayan sido los mejores de mi vida. Cuando el calor volvía de las calles un infierno y me derretía el corazón.  Quizás todos estos días haya buscado una respuesta que siempre he tenido delante de mis narices y yo me empeñaba en ver más allá. Mis problemas no eran ellos, mi problema era yo.  Y ahora, cuando el frío comienza con sus primeros pasos este baile de invierno, mi corazón contento no busca más calor que el que me proporcionan unos pocos. Porque al final no ha sido un mal verano si de él he sacado una enseñanza tan valiosa.  Que no todo el mundo me quiere bien...                                                        ...ni todo el mundo me quiere mal. Que las personas que creía perdidas vuelven...                                                         ...y que aquellas que nunca habría imaginado perder, no volverán. Que ellos crecen...                              ... y yo también. Y por supuesto que mi amor idílico y soñado existe. Aho

Huída de medianoche

Llorar un río por un sueño aún demasiado lejano. Dejando escapar las ilusiones que antes fluían a flor de piel. Eligiendo el camino erróneo previamente marcado por los que presumen de la sabiduría propia de la madurez. Lo que cambiaría el cuento si gozara de mi ansiada libertad. Pero no existe el boulevard de las oportunidades en esta dictadura. Sólo queda respirar hondo, hacer cuenta de las lágrimas que mi almohada recoge y guardarlas en un cajón de mi memoria.

Mil y una razones.

Porque yo también soy una novia feliz, con una sonrisa de las que importan, una sonrisa en la patata. Dibujada a fuerza de ocho meses, demostrando que luchamos el uno por el otro, que nos amamos y nos amamos y que no pare.

Infinito

Imagen
Lo siento. No soy yo. Es mi anormalidad. Y mis ganas de salir de este absurdo que es mi vida. Lo siento. Últimamente no sonrío. Y no es por ti. Es por mi. Lo siento. A ti. A todos. A mi misma. Mis demonios han vuelto.

Dios aprieta pero nunca ahoga.

Imagen
Han sido días raros, locos, tristes. Vuelvo con las cicatrices en carne viva luchando contra el escozor del agua salada. Pero he vuelto.  Y aunque mis heridas estén a medio cerrar y mi corazón protegido bajo siete llaves, la vida sigue como siempre lo hago yo.  Ya no puedo caer más bajo. Ya no me puedo querer menos. Ya no sufro por ti... ni por ti.  ¿Qué puedo hacer ahora? No voy a dedicar mi vida entera a deshojar margaritas. Mi amor idílico y soñado, así como irreal me ha mantenido en una nube de cemento desde pequeña, haciéndome creer que mi cuento de hadas estaba ahí fuera. Es hora de crecer y de estar sola. Escalando poco a poco. Queriéndome cada vez más. Sonriendo a la vida.

Alma destrozada 2.0

Imagen
Sólo quiero reír, no aparentar que soy feliz. 

Punto.

Imagen

Aire

Hay días que se convierten en pequeños brotes de oscuridad. Tal día como hoy. En el que la mente se nubla y piensas en cosas banales mientras aspiras el humo del último cigarro de la suerte que te queda. En un balcón de aire expuesto al mundo.  La gente te ve y ríe. Otros piensan "qué está haciendo esa loca ahí sentada". No comprenden tu duelo y poco te importa. Sólo te dedicas a respirar aire contaminado  con la esperanza de que esta vez la suerte sea tuya. Soñando deseos que una vez agarraste y ahí siguen, esperándote.  Y otra vez, igual que las mil anteriores, decides levantarte. Plantarle cara. Aunque se convierta en otro fracaso como las novecientasnoventaynueve anteriores.  Y poco te importa. Porque si en esta vida has aprendido algo, ha sido a levantarte y seguir. A veces corriendo y otras a hurtadillas. Pero siempre hacia adelante. Porque el pasado y el presente duelen, es cierto. Y el futuro no está nada claro.  Pero en este cuento que es tu vida

1, 2, 3, Drink

Imagen
Quizás no soy tan diferente. Quizás mi objetivo es la autodestrucción. Y romper con todo lo sano y hermoso que me rodea.  Quizás no soy tan diferente de él. Puedo dedicar mi vida a lo que él decía hacer. Sostener copa tras copa o morir en el intento. Y brindar con la esperanza de que todo se desvanezca.  Yo nunca he buscado tener una vida perfecta. Mi único empeño ha sido ser feliz y yo misma boicoteo cada intento.  Y es ahora, que las lágrimas arden recorriendo mi piel, cuando me doy cuenta de mi realidad.  No queda remedio. No existe la salvación. Mi único camino es la perdicíón. 

La magia de aquel día de enero.

Encuentro oportuno escribirlo. Abrir mi corazón en dos y que salga volando. Haré todo lo posible para que llegue a su destinatario en forma de beso literario.  O más que eso. ´ Últimamente las musas no me acompañan demasiado. Y las nubes sobre las que viajo no me dejan ver. Siento si estas letras no logran transmitir lo que deseo.  Prometo que me esforzaré. En el baile que es mi vida me han tendido muchas manos manchadas. Manos que prometían y que luego no daban. Manos corruptas al fin y al cabo. Pero no estoy aquí para hablar de ellas. Estoy aquí para hablar de unos pies.  Y no, no me he vuelto loca. Unos pies que me sacaron a bailar en este baile que es mi vida. Y yo, tonta de mi, acepté como cualquier otra vez sin esperar más que una fugaz canción. Cómo me equivocaba. Y lo feliz que me hace esta dulce equivocación. Tonta enamorada que con el corazón abierto y desprovisto de armaduras te confiesa: Enamorarme de ti ha sido lo mejor que he hecho en mi

Suenan mis latidos en tu corazón.

Imagen
A veces suena una canción. Y los acordes me llevan a ti. 

Tormenta de estrellas.

Imagen
Si mis lágrimas ya no saben a nada, ya no es culpa mía. Me arrebataron las esperanzas de donde no quedaban. Y los pocos pedazos que quedan de mí, están tirados por ahí a merced de cualquiera. Un pobre títere, no más. Conformista, condescendiente... demasiado buena. O demasiado idiota. Lo que está claro, es que de nada sirve lamentarse. Nublar la mente y que otra tormenta ensombrezca lo poco que queda.  Hoy era el día. Hoy había lluvia de estrellas. Pero como siempre, cualquier cosa era más importante.

Tarde de martes rara.

Imagen
Ganas locas de romper con todo. De desenredar la distancia que hay entre tú y yo, pero en dirección contraria. Y poner un gran abismo separando mi vida de mi. Porque no me gusta esta antianímica existencia. Perdiendo a personas que no deberían haber desaparecido. Y con la putada que es echar de menos. Queriendo por querer porque perdí el corazón en alguna de las esquinas de aquella cama. Cuando decidiste que era el momento de amarme.  Dejándome desnuda sin mirar atrás. No es algo deprimente que contar. Sólo es una reflexión tonta de martes a las seis de la tarde. Todo es mejor que hacer lo que se supone que tengo que hacer.

Sin respiración.

No es un misterio que no estoy bien. Me he quedado sin fuerzas a medio camino de cualquier lugar. Sólo me sale derramar un manantial, como siempre. Y me da miedo. Nubes negras se ciernen sobre mi. Auguran tiempos peores. La oscuridad que tan bien conozco. Nadie puede entenderlo. Son gritos de desesperación. 

Razones

Si te digo que una vez más gana el miedo a la razón.  Que mi corazón no entiende las razones que tu corazón grita a los cuatro vientos, o que no las quiere entender.  Y le da lo mismo las veces que mencione mi nombre si se hace el sordo. Cuánto tiempo aguantarás mis desvaríos. Mis pensamientos incómodos y mis silencios sin respuesta. Cuánto tiempo estarás allí donde nadie estuvo, donde otros se dieron por vencidos. Así es imposible. Y crece el miedo a que lo único real que he conseguido crear contigo se desmorone en mil pedazos. Porque si no estoy contigo me falta el aire... y si te tengo a un milímetro, se rompen todos mis esquemas.  Y no sé como actuar.

Estas letras dulces que no llevan a nada. En las que no reside ni un atisbo de esperanza.

Es otra vez, y otra vez no. La facilidad con la que a los humanos se les olvida amar, asusta. Yo que sigo aquí esperando. Y desespero. En un punto muerto. Y tan muerto. Y lo tedioso que resulta existir así.