Tarde de martes rara.

Ganas locas de romper con todo. De desenredar la distancia que hay entre tú y yo, pero en dirección contraria. Y poner un gran abismo separando mi vida de mi.

Porque no me gusta esta antianímica existencia. Perdiendo a personas que no deberían haber desaparecido. Y con la putada que es echar de menos. Queriendo por querer porque perdí el corazón en alguna de las esquinas de aquella cama. Cuando decidiste que era el momento de amarme. Dejándome desnuda sin mirar atrás.

No es algo deprimente que contar. Sólo es una reflexión tonta de martes a las seis de la tarde. Todo es mejor que hacer lo que se supone que tengo que hacer.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Una vez más.

Van cuatro años.