Me siento tentada a escribir el epílogo de este mar de historias. Una especie de despedida por si al final no vuelvo, cierro la puerta y echo a andar sin mirar atrás. Como se suele decir, pasar página, quemar el libro y arder con él. Pero me gustaría sincerarme. Después de todo. Han cambiado tantas cosas y otras permanecen exactamente igual. Mi cabeza sigue siendo una tormenta de categoría 5 y vuela, se pierde y desaparece y a veces la ato en corto fingiendo que eso en algún momento funcionará. Incluso ahora que intento poner en orden estas palabras soy consciente de la verborrea que está por venir. Y me río y lloro y recuerdo cuando creía saber escribir bonito pero ya no me sale. Yo que alardeaba que mis mejores textos brotaban cuando estaba destrozada y mírame, rota y sin saber qué decir. Rota e interpretando el papel de que todo va bien. Y es que la vida adulta es esto y a mí me ha llegado el momento. Nada mejora con el paso de los años. Las problemas son mayores, los desastres ti
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Tengo una tormenta en la cabeza. Una tormenta que va y viene y que cuando se despeja, me regala una falsa sensación de estabilidad. Pero hay días como hoy donde la lluvia inunda todo. El pecho duele y me siento enferma de verdad. Como si de una mala gripe se tratara. E igual que pasa cuando estás enferma, el cuerpo pesa y está cansado de luchar.
Sé que no, pero estaría bien
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Últimamente no dejo de pensar en lo mucho que he cambiado. Algo que no es tan raro pues toda la gente cambia para bien o para mal. El tiempo y las experiencias van haciendo pequeñas muescas en nuestra línea vital y siempre hacen que algo que era ya no sea más. Si soy sincera, me gustaba mucho más como era antes. Cuando solo me importaba ese chico que me gustaba y salir con mis amigos a hacer el idiota. Cuando era un culo inquieto que iba de acá para allá sin apenas temer las consecuencias. Y prometo que fueron muchas y no todas buenas. No me paraba a pensar tanto como ahora. Ni tenía tantos días tristes. Viviría en una utopía si creyera que puedo volver a ser la misma que entonces. Digan lo que digan, es imposible. Pero no me importaría volver a sentirme mínimamente como me sentía. Aunque fuera por un momento.