Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2011

...*

Las estrellas bien podrían cambiar el rumbo de las ideas. Un sin fin de palabras que nunca encontrasen su verdadero destino. Te voy a decir una cosa Cari, quizás te abandone porque no me quede más remedio o puede que siga mi destino contigo. El caso es que ahora no tengo fuerzas. Si algo consiguiera destrozarme más que esto, lo aceptaría, pues sería diferente a lo que de tu corazón escapa. Me pierdo y no me encuentres, no querría soportarlo. De verdad esto es un  adiós, un adiós a los sentidos Cari, un adiós a mis sueños y a mis lágrimas. Nada ni nadie podrá remediar el daño que tenemos.  Por eso prefiero que salgas a flote mientras yo me deshago. Entre falsos halagos y mentiras. Y si de verdad existe algo que me sostenga, escóndelo.
Tengo inflamado el corazón.

Melodía triste.

Imagen
Como las cuerdas de un violín gastado. Poco a poco se van rompiendo los acordes de esa melodía. Aún por continuar, sin saber si será cierto su final. El melodrama que cubre cada una de sus líneas no deja lugar a dudas, está triste. Tan triste que quizás tenga un final anticipado, luchando con cada una de las motas de polvo que reclaman venganza. Y todo para nada, pues no pide reconocimiento, tan sólo un poco de consuelo. Pero quién podría dar consuelo a un puñado de notas. Aquel que las componga será un oscuro solitario, aquel que las toque un desconsolado corazón. Acordes mortecinos que clavarían mil agujas sobre el daño ya hecho, retorciendo las lágrimas en su interior. Desgarrando la piel. Desnudando el alma. Quedando indefensos ante las puertas del dolor. El dolor de un desamor infectado, que seguirá gangrenando hasta el fin de sus días.

Devórame.

Estaba mirando más allá. Donde acababa el cielo y comenzaba la esperanza. Estaba contando el número de veces que el sol asomaba entre las nubes. En un día tan nublado era difícil encontrar un solo rayo de luz. Pero a ella le encantaban ese tiempo. Las primeras gotas de lluvia comenzaron a caer y ella intentó reprimir las carcajadas. Quería calarse hasta los huesos, sentir el frío de la ropa mojada pegándose en su piel. Alzó los brazos en dirección al cielo. “Dame más” pensaba. Dando vueltas sobre sí misma, ya no puedo contener más la risa. Le daba igual lo que pensaran los demás, pues ya estaba muerta.  “Todo es diferente ahora, ahora que no estoy contigo porque sería imposible. No te quiero en mi vida, no sería justo para ti. Si consiguieras mirarme de verdad, te darías cuenta. No soy tu sueño, no soy tu deseo… no soy nada. No quieras darme la oportunidad de demostrártelo pues mi destino es estar sola. Preocupándome cada día, cada segundo.. por lo que una vez hice mal. Daño hice, dañ
Voy a quedarme quieta, inmovil ante la adversidad. Porque me da miedo ir más allá y porque me atemoriza lo que me pueda encontrar detrás. Así está bien, en un punto fijo.. como un último latido de amor.

Más.

Quiero escribir un sueño, necesito hablar con cada uno de mis dedos. Que sin razón teclean queriendo decir algo. ¿El qué? Ni yo lo se. Veo como la luz se apaga, se está acabando el día. Los segundos pasan a pesar de que hace poco que amaneció. Pero así son mis días. Rápidos, indoloros... mecánicos. Insensibles al tacto de las lágrimas. Sin corazón.