Los vivos no saben disfrutar. Tienen demasiadas preocupaciones de las que ocuparse. Demasiados problemas que resolver. Siempre con las mismas prisas. No saben vivir, no saben qué es el placer. 

Pero yo no estoy viva. Yo existo en tus sueños para hacerte vivir. Mientras te deslizo por tus sábanas y te arranco los primeros suspiros con mis muerdos. Si deshago mi poesía por tu garganta y cierras los ojos mientras encierro tu cuerpo entre mis piernas. 

La única norma es que no hay normas.
Sólo tócame. 





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